¿Volveré a ver tu amanecer llanero? Desde la felicidad y la plenitud. ¿Volveré a oler tu aroma a cafecito recién colado? ¿Podré andar por tu sabana acompañada de la sabiduría de mi tierra? ¿Volveré a escuchar tus tonadas viendo un atardecer desde la Bahía de Juan Griego? ¿Podré saborear tu queso blanco rallado? ¿Tus golfeados subiendo al Junquito? ¿Tú brisa fría disfrutando de la vista de la Colonia Tovar? ¿Volveré a bañarme en los ríos fríos de mi Mérida amada? ¿Podré disfrutar de un bals caraqueño desde la plaza Bolívar? ¿Podré montar caballo en Valencia? ¿Me comeré un patacón en Maracaibo? ¿Me acostaré en las arenas de los Medanos? ¿Volveré a comer langosta a orillas del mar de Falcón? ¿Disfrutaré una caminata por el pueblito de El Hatillo? ¿Oleré el olor de las piñas que caen de los Pinos de Pozo de Rosas? ¿Y la avena calentita? ¿Podré probarla de nuevo mientras me abrigo del frío montañero mirandino? Venezuela. Nostalgia e infinito amor. Y la promesa de volverte a ver y disfrutar en libertad, plena y feliz.