Aún no me lo creo, ¡qué cosas han sucedido en los Oscars de este año! Les seré honesta: yo amo el cine, pero desde hace unos años los Premios de la Academia me estaban incomodando mucho. Primero por su bajo criterio de selectividad para escoger tanto a nominados como a ganadores, y después porque la ceremonia era increíblemente lenta y aburrida.
Eso fue hasta esta edición, donde Jimmy Kimmel sorprendió a sus haters y no haters, convirtiéndose, por mucho, en el mejor anfitrión que los Oscars hayan tenido en varios años.
Pero empecemos desde el principio, no recuerdo haber visto que los premios iniciaran con un show MTV style, donde se vio a Justin Timberlake cantando e interactuando con la audiencia y tuvimos la oportunidad de ver a todo Hollywood shaking their asses. Luego el monólogo de bienvenida de Kimmel agregó un toque ácido y divertido, que ya nos daba luces de que esta edición sería diferente a las demás.
Política, Mean Tweets y Turistas
Me gustó que al tono político se le bajó dos, ya habíamos visto bastante de eso en los Globos de Oro y SAG Awards. Kimmel fue inteligente al tocarlo humorísticamente, pero además desde el punto de vista positivo. Obviamente el tweet que le envió a Trump fue un momento estelar de la noche. Asi como lo fue la inesperada visita de unos turistas a la ceremonia, algo inédito que los soprendió a ellos y a todos aquellos que pensábamos que no era posible hacer algo diferente, espontáneo y divertido en la ceremonia más importante de la industria del cine.
Me encantaron los momentos que resaltaron al cine como ese arte que nos invita a soñar y lograr nuestros sueños. Tal es el caso de los clips donde varias celebridades comentaban la película que los había inspirado y OMG! Boom!, sale el DeLorean en el medio del escenario. ¡Super divertido!
Latinos rezagados de la ceremonia
Lo único que puedo destacar en un tono más negativo fue la ausencia de la voz latina. Además de Gael García Bernal, que como dice George Harris, libró por todos, no hubo ningún premio, ninguna referencia, nada que hiciera alusión a los hispanos. Ni siquiera se escuchó el castellano en el video donde mostraron a personas de todo el mundo hablando sobre el cine. Raro para un país donde se habla tanto español y raro porque ignoraron a la minoría más grande (en un momento tan delicado como éste). Sobre todo porque fue una ceremonia bastante inclusiva para otras minorías como los afroamericanos que por cierto, constituyen menos población que los latinos en este país.
Apartando eso, me pareció que los Oscar se reinvindicaron con la selección de los ganadores. Pienso que fueron bien merecidos. Y justo cuando estuve por decir “no todo podía ser perfecto”, al escuchar que ganaba La la land, pasó lo imprecedente en la historia. Se equivocaron anunciando el ganador y en vez de La la land, la gran ganadora de la noche fue Moonlight. El momento más shocking que se ha vivido en la historia del Oscar pareció sacado de un show de comedia, donde reinó la confusión y nadie sabía que estaba pasando.
Los comentarios no se hicieron esperar de aquellos que criticaron la falta de seriedad en un evento tan importante. Pero yo pienso que desde que ganó Trump e hizo de la Casa Blanca y de la Presidencia de Estados Unidos un show burdo y patético, juzgar a los Oscar por esto me parece ridículo.
Lejos de juzgarlos, yo los aplaudo por atraverse a hacer algo distinto. Una ceremonia que terminó con una anécdota que jamás olvidaremos y que la hará memorable por el resto de la historia. Además, permítanme felicitarlos por lograr unos premios más cercanos al público y a las exigencias de las nuevas generaciones. Con un anfitrión que pesar de prometer no volver más, esperamos ver el año que viene.
Amanda Rezende