
Hola Papi, te cuento que voy bien. A dos meses de tu partida física de este mundo, te siento feliz y eso me da consolación. A veces no puedo creer que ya no estés aquí entre nosotros. Pero te siento cerca de mi tan fuerte que eso hace que se me pase la tristeza.
Siento que viviendo, te hago justicia, que soy tu legado andante por la vida. Siento que estas contento viendo desde arriba cómo retomo las riendas de mi vida y empiezo un nuevo capítulo, que tu sabes muy bien todas las venturas que me traerá. Entonces, te veo sonriendo y super orgulloso de cómo he enfrentado esta situación.
Para mi, el hecho de que ya hoy puedas moverte en tu entereza y hayas vuelto a tu esencia es una razón de alegría. Porque no era justo, papi, que ese Tino Rezende que toda la vida conocimos siguiera atrapado en un plano donde ya no quería estar. Y sin embargo, tu aguantaste un montón.
¡Y … papi me cumpliste mi sueño! Recuerdo esa noche que te llevaron a Emergencias y yo rezaba pensando que no quería perderte y te repetía para darte ánimos “papi, quédate con nosotros, recuerda que me tienes que llevar al altar”.
Papi y tu te quedaste con nosotros y nos diste muchos años más a tu lado. A veces siento que hasta en eso no fuiste egoísta, en vez de irte desde ese momento, quisiste quedarte un tiempo más a nuestro lado a pesar de que sabías que serían años muy difíciles para ti.
Y me cumpliste, Padre. Me viste cansándome, me viste feliz. Hiciste otro gran sacrificio de viajar hasta donde estaba y allí cumpliste mi sueño. Gracias, Papá. Significó el universo entero para mi que tu pudieses compartir ese día junto a nosotros.
De chiquita…
¿Recuerdas cuando jugabas conmigo? Jugábamos a que yo era tu esposa y te tenía que hacer comida en mi cocinita de mentira y tu te prestabas para eso; así como también te prestabas a hacer “Recetarios” con Gabriel y conmigo, el “programa de televisión” fake que hacíamos haciendo recetas ilógicas como helado de chocolate con Oreo y Pirulín.
“Magia, magia, magia, para que podamos pasar…” decíamos mientras caminábamos separando nuestras manos cuando se nos atravesaba un poste en el camino. Y es que siempre íbamos así, tu agarrándonos la mano a Gabriel y a mi. Siempre protegiéndonos.
También nos ayudabas a hacer las tareas, y siempre que lo hacías sacábamos las mejores notas. ¡Es que te esmerabas un montón! Recuerdo particularmente el calendario sobre las fiestas patrias, que tenía a los Diablos del Yare en la portada. Te esmeraste tanto con esa tarea, le dimos la extra milla ese día a la maestra. ¿Te acuerdas también del esqueleto que construimos para señalar las partes del cuerpo?
Y nuestros desayunos criollos papi ¿te acuerdas? nos despertabas los domingos con música venezolana instrumental y luego nos recibías con la mesa lista llena de alimentos riquísimos hechos con amor: las arepas que hacías en el Tostiarepa, las caraotas (de lata), el plátano frito, el queso rallado… Lo mejor era la sobremesa, estábamos ya full y tu decías ” a la cama, después recogemos todo”. Esas eran mis palabras preferidas. Nos íbamos a ver tele y a domingar por el resto de la mañana.
Siempre fuiste muy consentidor. “Mamita, come hasta donde quieras” me decías, y yo feliz porque no me obligabas a comer como mi mamá jaja (sorry mami).
Los domingos museísticos es otro de tus legados. Nos enseñaste a apreciar el arte y la música desde muy pequeños. Tanto que hasta jugábamos a tener un programa de radio juntos “Radio Caset Estrella”. Tu eras el productor y el DJ, y Gabriel y yo los locutores. A veces teníamos entrevistados jajaja primos, tíos, etc.
Esa infancia feliz que nos diste, donde dicho sea de paso íbamos al cine casi todos los fines de semana, fue la que nos hizo amar con tanta pasión las comunicaciones y gracias a ello, Gabriel y yo acabamos en este mundo, donde las palabras juegan un papel importante y la comunicación es el centro que define todo lo que hacemos.
Papi, nos diste tanto. Un papá tan maravilloso, consentidor, que nos entendía las ocurrencias y se reía de ellas. Super protector y caballeroso. Nunca se me olvida cuando me fuiste a llevar y a buscar el concierto de los Backstreet Boys en Caracas. Lo que sufrimos para que me encontraras y finalmente lo hiciste.
Tu se la pusiste difícil a los hombres en mi vida, porque tenerte como referencia de padre, wow, significó sentirme una princesa desde el día UNO.
Por todos estos recuerdos y los miles más que tengo de ti, de nuestra infancia junto a ti: GRACIAS. Hoy ese poder que me enseñaste que tienen las palabras lo uso para llegar a ti con ellas, donde quiera que estés. Que sepas que me siento profundamente honrada de ser tu hija en este plano y que pasaré tus enseñanzas a mis hijos y mantendré viva tu memoria por siempre.
¡¡TE AMO MUCHÍSIMO PAPI!! ¿Sientes la fuerza de mi amor? Estoy segura que si. Yo te siento más cerca que nunca.

Tu hija,
Amanda Isabel Rezende