Dentro de mi lo sentía, lo peleé mucho pero algo me decía que mi parto no acabaría como yo me hubiese imaginado. Semanas atrás ya mi doctor me lo había dejado claro. Intenté esperar lo más que pude, pero hubo mucha presión por parte del doctor para que el desenvolvimiento del parto le favoreciera a él. No hablo de nada que no se sepa, en este planeta desde hace décadas se trata de manera deshumanizada algo tan sagrado como la llegada al mundo de un ser humano.
Mi Lucas no quería salir, el estaba cómodo allí, pero al final he aprendido a aceptar que todo, absolutamente todo pasa cuando debe pasar. Y que el alma de mi Lucas sabía que llegaría al mundo un 14 de enero de 2021, mediante una cesárea.
Ese día habíamos llegado antes de las 6 am al Hospital, como nos lo pidieron, el doctor no estaba pero a mi me empezaron a preparar en sala de parto. A las 8am el doctor llegó y dio indicaciones de empezar la inducción. Pasaron las horas y no dilataba, seguía en 1 cm y medio.
Seguían pasando las horas y el doctor decidió romper fuente. De las cosas más desagradables que he vivido y algo dentro de mi sabía que estaba mal. Luego aprendí que romper fuente está bien lejos de ayudar en un parto, a menos que se presente una emergencia, pero esto no era una emergencia, gracias a Dios.
Continuaba avanzando el tiempo y yo igual, ahí fue cuando empezaron a colocar pitocina (oxitocina sintética). Lo que quise haber evitado siempre y me terminó pasando. Pero la pitocina no me hizo nada. Y el doctor continuó administrando dosis cada vez más fuertes. Hasta que ya como a las 4:30 pm empecé a sentir las contracciones. Contracciones de mentira, ya había dilatado 2 cm.
Los dolores me enmudecieron, ya no podía más y a las 6 pm se presenta el doctor dándome la noticia de que no había dilatado y que no me podía poner ninguna anestesia para ayudarme con el dolor. Que tenía la opción de seguir aguantándolo toda la noche o cesárea.
Cuando las cosas van a ser, son. La cesárea fue realizada y a las 6:29 pm estaba escuchando el llanto de mi hijo, toda drogada y sin la oportunidad de tenerlo en mi pecho apenas nació. Luego aprendí que hasta siendo cesárea tú puedes pedir que te pongan a tu hijo en el pecho y te lo dejen un buen rato. Estaba escrito en mi plan de parto, pero mi plan se lo pasaron por buen sitio.
Este testimonio de mi parto es uno más de los muchos que acaban siendo “intervenidos” por las circunstancias médicas, violando por completo lo que desea la madre y lo que piense que es mejor para el bebé.
A mi bebé me lo dejaron ver después de casi cinco horas. Separar a un bebé de su madre durante las primeras horas de su vida es de las cosas más inhumanas que se pueden hacer. Y aún así, este sigue siendo el modus operandi de la mayoría de las clínicas y hospitales del mundo.
Asi es que no estoy aquí para hablar de la experiencia de un parto bonito, me hubiese gustado pero no me dejaron, caí en la trampa del sistema médico y de la presión social.
Al final, it is what it is y yo estoy haciendo las paces con el proceso porque me trajo a mi hijo y gracias a Dios, la recuperación fue bastante rápida.
Lo único que agradezco es que mi hijo haya nacido sano y salvo, lo que le hicieron segundos después de nacer es algo que no estoy segura de poder perdonar en un futuro cercano. Escribo esto para de alguna manera desahogarme y pedirle al universo que no le suceda a más mujeres. Que el parto se empiece a tratar como algo sagrado y humano en los hospitales del mundo, dándole el trato al bebé y a la madre que merecen. Amén🙏🏻.